Madre feminista, ¿cómo ser una?
- Juan Pablo Hoyos
- 11 may 2021
- 3 Min. de lectura
Kenya Giovanini
10 mayo 2021
Palabras clave: diversidad, feminismo, género, inclusión, maternidad.

Ser una madre feminista va más allá del debate que oscila entre la madre sacrificada, al servicio de la familia y las criaturas, y la superwoman capaz de gestionar el trabajo y crianza. Por su parte, una madre feminista es desobediente, insumisa, rompe con los arquetipos y con la maternidad patriarcal que encerró a las madres en el hogar y que infravalora el trabajo que ejerce.
Cuando se habla de esta maternidad insumisa, rebelde, desobediente, no se trata tanto de idealizar la maternidad como de darle ese valor político, social y económico que tiene y que le ha sido negado. Sin embargo, para muchas personas, la madre feminista o la maternidad desobediente, es motivo de indignación y así lo han dejado ver con una reciente campaña que se compartió en España.
"97% entregada. 3% egoísmo. 0% quejas. 100% madre”. Con este eslogan, unos importantes almacenes en España, compartieron su más reciente campaña publicitaria para celebrar del Día de la Madres. No obstante, tal mensaje despertó la indignación de muchas personas que llegaron a proponer en las redes sociales un boicot contra la tradicional firma española.

Por ello, existe un ideal materno que se plantea de color de rosa, que se viste de cierto romanticismo. Para la tradicional visión patriarcal solo hay dos tipos de madres: la abnegada y sacrificada, de un lado, y la mala madre de otro. Aunque la realidad sobre la maternidad implica poner en contradicción la vida personal, de pareja, laboral y fomenta que las madres vivan una limitación en diversos aspectos que las hacen sentir fracasadas.
Por otro lado, para entrar a hablar de la colectivización de los cuidados, éstos no pueden resolverse en términos privados y monetarios. Es decir, se debe buscar soluciones colectivas, en lugar de que cada mujer deba resolver el problema al interior del hogar, pagando a otra mujer para que realice esas tareas de las que ella no puede hacerse cargo a falta de tiempo.
Si bien es cierto que las cosas han cambiado mucho en los últimos años, las mujeres en países como España siguen dedicando el 68% de su tiempo al trabajo de cuidados no remunerado, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 2018. En el caso de Argentina, las mujeres dedican el doble de horas al trabajo doméstico que los varones, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC).
Aunque las cifras varían en función del país, pero, en todos los casos, las mujeres dedican muchas más horas en el trabajo del hogar, incluyendo, el cuidado de hijas e hijos que aumentó con la llegada de la pandemia. Por su parte, el apoyo por parte de las empresas como en Europa, se ha extendido el permiso de paternidad; el caso más notable es el de Suecia, donde los progenitores disfrutan de 480 días (a repartir). En España, la propuesta es que aumenten progresivamente hasta igualar las 16 semanas que obtienen las madres.
Sin embargo, se ha comprobado que el permiso de maternidad es invariable desde los años 80, y no alcanza para posibilitar la lactancia en exclusiva durante el mínimo de seis meses que propone la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto ha fomentado que gran parte del movimiento feminista sostiene que, antes de aumentar el permiso de los padres, habría que incrementar el de las madres, pues un bebé de cuatro meses no necesita ambas figuras por igual.
Así que los permisos de maternidad y paternidad iguales e intransferibles se proponen como solución para resolver la desigualdad de género en el mercado laboral. Pero el enfoque de partida es erróneo y sigue viendo la maternidad como un problema, cuando el problema es el mercado laboral, que es incompatible con los cuidados y con la vida. Pero por otra parte, miles de mujeres han dejado ver su descontento de cómo muchos padres aprovechan la paternidad para tener un tiempo libre, mas no para ejercer su responsabilidad como padres.
En mi opinión personal, es necesario reapropiarse de la maternidad en un sentido feminista y defensor que permita rescatar el ejercicio materno del patriarcado y no se trata de construir una visión romántica de ella, sino de reconocer el papel fundamental que ha jugado y que juega la maternidad en la sociedad y otorgarle el lugar que le corresponde en todos los aspectos.
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